Por Claudia Hernández
Mi esposo y yo al ser padres primerizos, nos portamos diferente en la educación de nuestra hija mayor en relación a los dos menores. Aunque fueron más aciertos que errores, fue difícil sacarla de nuestra cama, esa sensación de poder dormir mejor si tenemos a la bebé cerca, más el cansancio y el desvelo al levantarse cada vez que lloraba por la noche, contribuyeron a que la dejáramos con nosotros.
Según algunos expertos, los bebés a partir de los 5 o 6 meses de vida deben dormir en su cuna, sin problemas. Y aunque al inicio de vida tenerlos cerca a la hora de dormir les da seguridad, confianza, mejor sueño y más apego a la lactancia; a medida que crecen ya no hay tantos beneficios sino inconvenientes. Expertos han bautizado este problema con el nombre de “Co sleeping” o “Co lecho” y sugieren que los padres no podemos dejar pasar por alto las consecuencias que suceden a los niños no tan pequeños que se quedan con nosotros en la cama.
Esto sucede no sólo en los hogares de nivel socio económico bajo, sino en todo tipo de hogares. Según un estudio realizado en EUA, es más frecuente en latinos y familia de raza negra que en familias caucásicas. Y estudios revelan que en Japón los niños duermen con sus padres hasta los 7 años regularmente. Es algo que ha sucedido a través de las generaciones en todo el mundo.
Cuando mi hija tenía 4 años, en el pre escolar les preguntaron a los niñ@s quienes aun dormían con los padres y mi hija llegó a casa contando que del salón 5 de 10 compañerit@s dormían aún en la habitación de sus pap@as. Y nos dijo que su maestra les recomendó que debían dormir en su cama y no en la de papá y mamá.
De forma muy acertada la escuela tiene reuniones regulares con los padres de cada niño para dialogar sobre su proceso de aprendizaje y esa vez fue muy interesante, lo que nos dijeron sobre los efectos negativos en los niñ@s cuando duermen con mamá y papá. Les comparto en que dañamos a nuestros hijos si los dejamos en nuestra cama.
1. El niñ@ cree que tiene el mismo nivel de autoridad que los padres al dormir con ellos. Creen que les da el “status” de los mayores para opinar, dar órdenes a los demás y tratan a sus padres de “igual a igual” porque están en la misma cama. Esto afecta la disciplina de obedecer a mamá y papá.
2. Nuestros hij@s van creando inseguridades en comparación a los niñ@s que si logran la independencia y la “hazaña” de dormir en su espacio. Se vuelven más confiados al manejar su espacio y dominar un poco los miedos de su edad. Observa su comportamiento para socializar con niñ@s que no conoce o no están en su círculo o si se cohíbe al saludar a personas mayores cuando llega a un lugar, como cuando visitas tus amigas.
3. Pueden sufrir transtornos del sueño y del desarrollo. Hay ciertas condiciones acústicas, de iluminación y de espacio que deben tener los niñ@s para dormir, el hecho de que alguno de sus padres ronque, que se mueva la cama cuando alguien se reacomoda, que no tenga su espacio para dormir bien, son las causas de un descanso no completo en los niños y eso les afecta el desarrollo y crecimiento.
4. En casos más graves, se propicia un posible abuso sexual infantil con esta conducta de que padres y/o parientes duerman con los niños. Porque ellos creerán que es normal que un adulto esté con ellos en la cama y por la cercanía en su mayoría los abusos vienen de parientes cercanos.
En la pareja afecta la frecuencia de la relaciones íntimas y muchas veces la comunicación, ya que cuando ambos padres trabajan no se ven durante el día y la hora a la que dialogan cosas importantes es cuando se van a la cama.
Es importante que cuando hagamos que nuestros hijos, que ya no son bebés, sino preescolares en pre kínder, kínder o que están en primaria, duerman en su cuarto o su cama, les demos seguridad y confianza con los siguiente:
• Fácil acceso a sus padres en caso de necesitar algo o tener miedo
• Dialogar con ellos, contarles un cuento o darle muestras de amor antes de dormir para evitar la ansiedad.
• Haz que vayan al baño antes de dormir para evitar que se despierten por la noche al baño y eso les cause miedo.
• Dejar una luz de fácil acceso para que ellos puedan encenderla.
• Decorar junto a ellos su espacio para que lo disfruten y pasen tiempo en el durante el día generando un clima agradable que no será extraño para el o ella por la noche.
Amig@s, no hay escuela para padres, creo que debemos informarnos lo más que podamos y luego nosotros procurar hacer nuestro mejor trabajo, observando nuestros hijos, podemos ser la persona que mejor los conoce en el planeta y seguro podremos distinguir cuando les estamos afectando con la sobre protección o la comodidad para no hacerles llorar.
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